domingo, 28 de septiembre de 2008

Escritores vivos

Supongo que ahora Nick Hornby es mi escritor vivo favorito. No tiene nada que ver con David Foster Wallace. Algunos podrán decir que son totalmente opuestos, que Nick Hornby es un escritor comercial, facilón, superficial e intrascendente, y que David Foster Wallace es un escritor elitista, pedante, agotador y frío. Las críticas a mí me parecerán reduccionistas, pero quizás esconderán algo de verdad porque entre el estilo directo, coloquial y fresco de NH, y el estilo exhaustivo y exhaustivamente planificado de DFW hay casi un abismo. O quizás no tanto. Algún parecido tiene que haber para que me gusten los dos. Más allá de que los dos sean fans de la cultura popular. Más allá de que Hornby escriba en un estilo parecido a como la gente habla y que DFW tenga una declarada tendencia a introducir una cantidad notable de giros del habla coloquial en un estilo generalmente elevado. Tiene que haber algún parecido más allá de todo esto.

De sobras es conocido que desconfío de las capacidades de los escritores vivos. La experiencia me ha hecho ser así. Me da la sensación que la literatura que se publica actualmente o bien es: a) una literatura que se hace llamar a sí misma posmoderna, preocupada únicamente por el aspecto formal y que constantemente está gritando "¡Mira, sin manos!" (expresión que precisamente tomo prestada de Wallace), o bien se trata de b) una literatura únicamente preocupada en la trama y que se olvida de los personajes, porque ¿qué importa que los personajes sean marionetas si tenemos una historia exótica y si parece que está muy documentada mejor que mejor? De sobras es conocido que yo leo para emocionarme, pero no puedo hacerlo con ninguna obra que entre en una de las dos categorías anteriores. Pero Nick Hornby y David Foster Wallace, por caminos muy distintos, consiguen emocionarme.

Otro de los principales problemas de hoy en día es la ironía. Un poco de ironía siempre está bien. Por Dios, si tengo listada "ironía" como uno de mis intereses. Lo que me molesta es que existan obras que sólo pretendan ser un pozo sin fondo de sarcasmo. Lo que me molesta es que existan novelas que sólo pretendan hacerte reír. Reír siempre está bien. Por Dios, si tengo listado "reír" como uno de mis intereses. Pero las obras que sólo pretenden ser divertidas me dejan totalmente vacía. No hay mecanismo de defensa más efectivo que el sentido del humor. No hay nada más distanciador que la ironía. No hay nada menos sincero que hacer ver que somos tíos que estamos de vuelta de todo, que somos unos cínicos redomados. Sinceridad y cinismo son dos términos incompatibles. Y sinceridad es una condición indispensable para conseguir la empatía. Si noto que alguien no está siendo sincero conmigo, nunca podré empatizar con lo que me está contando. Demasiadas veces una obra sólo pretende hacernos reír a costa de burlarse de unos personajes que acaban convertidos en excéntricos unidimensionales. Y así es imposible empatizar con ellos. Sentir algo real. NH y DFW usan la ironía, pero su ironía no impide que sientan empatía por sus personajes y nos la transmitan a nosotros, los lectores. Para ellos ironía no es nunca distanciamiento ni una forma de alejarse de la sinceridad.

No parece muy difícil de conseguir, lo único que pido en una obra es sinceridad y empatía. Pero debe ser más difícil de lo que parece, cuando tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. O es que quizás la sinceridad y la empatía no llaman la atención. En cambio, el formalismo posmoderno y el humor políticamente incorrecto o extravagante sí que llaman la atención. Y no me hagáis hablar de los escritores que sólo aspiran a ser polémicos por el placer de ser polémicos. Sin que exista nada detrás. No me hagáis empezar a hablar de ellos porque no terminaría nunca. La cuestión no es no ser posmoderno. La cuestión no es no ser divertido. La cuestión es ser algo más que posmoderno y/o divertido. Ir más allá. ¿Y dónde está este más allá al que parece que quieren ir Hornby y Wallace? Pues al centro de los personajes, sus miedos y su tristeza. Su humanidad. Desde aquí os oigo resoplar. Desde aquí oigo que exclamáis: "¿Humanidad? ¡Dios Santo! !Esto es tan tópico y obvio!" Pues, una vez más, no debe ser tan obvio si tan pocos escritores de hoy en día lo han pillado. Y que sea tópico no quiere decir que sea menos verdad.

Muchos escritores parecen querer que exclames: "¡Qué divertido!". Otros: "¡Qué original!". Otros: "¡Qué fuerte!" Y los que más: "¡Cómo engancha y qué rápido que se lee!" ¿Pero cuántos se detienen a cosntruir y analizar la humanidad de sus personajes? ¿Cuántos da la sensación que quieren agarrarte el corazón y estrujártelo? David Foster Wallace lo consigue. Ningún otro escritor lo consigue como DFW. Pero, a su manera, Nick Hornby también puede hacerlo. Nick Hornby puede ser irónico, pero nunca deja de preocuparse por sus personajes. Resulta divertido, pero nunca deja de tener un fondo de melancolía. Nos hace reír, pero nunca deja de emocionarnos, porque sus personajes siempre son de carne y hueso. Tanto él como DFW construyen unos personajes que son reales, que siento que son como yo, con los mismos miedos y la misma tristeza que yo. Y esto hace que suene el click de la empatía. Siento con ellos. Y es reconfortante. Nick y David son dos escritores sinceros y auténticos. Y como son sinceros y auténticos, en un mundo en que sólo se valora la ironía y el cinismo, son valientes. Buscan la verdad. Me entienden. Me reconfortan. Me hacen querer ser mejor persona. ¿Y alguien tiene la dirección de Nick Hornby? No quiero cometer dos veces el mismo error, quiero escribirle y darle las gracias. David y Nick me provocan las mismas sensaciones. Por caminos muy distintos llegan al mismo lugar. Me hacen sentir: me hacen sentir viva y me hacen sentir menos sola.



[Estoy bastante segura que Nick Hornby no debe haber leído David Foster Wallace. Aunque es probable que Zadie Smith (que es fan reconocida de DFW y conocida de NH) le haya dejado algún libro, David Foster Wallace no es el tipo de escritor que lee Nick Hornby. Del mismo modo, estoy bastante segura que DFW debió haber leído como mínimo algo de Hornby, aunque sólo sea porque parecía que DFW había leído todo lo que se había publicado jamás. De todos modos, Hornby no es el tipo de escritor que apasiona a David Foster Wallace. Al fin y al cabo se queda muy lejos de ser un Thomas Harris o un William Gaddis, dos escritores que sí que eran capaces de apasionar DFW.]

miércoles, 24 de septiembre de 2008

'Novela de ajedrez' y 'Cuento de invierno'

'Novela de ajedrez' de Stefan Zweig

Tiendo a desconfiar de las obras que gustan a todo el mundo. Siempre me va a atraer más una obra que a unos les apasiona con locura y otros aborrecen con un odio ciego, que no una obra que gusta con locura a todo el mundo. Es un hecho establecido que 'Novela de ajedrez' es una novelita que gusta a todo el mundo. Sin embargo, yo me acerqué con las mejores intenciones, lo juro, pero por más que lo intento, no veo qué tiene de especial esta obra. Está bien, entretenida, bien hecha y con algunos puntos interesantes, pero no le veo nada más. Ciertamente se lee bien. Si no fuera por el final, para mí entraría directamente en la categoría de obras de dos estrellas, las que yo llamo "ni fu ni fa". Pero el giro final me gustó mucho, todo el rollo de que todos tenemos nuestras regiones oscuras a las que en cualquier momento podemos descender. El giro final es realmente memorable. Y es por este giro final que acabo concediendo a la novelita las tres estrellitas, unas tres estrellas que para mí siempre significan un neutro "está bien". Y es que si tuviera que definir esta novelita con un adjetivo, sin duda optaría por "neutra". En ningún momento consigue agarrarme. En todo momento la he leído desde la distancia. Entiendo que la estructura es perfecta y que no sobra ni falta nada, pero yo necesito algo más que una "pieza bien hecha", necesito algo que me llegue. En un barco, que hace el trayecto de Nueva York a Buenos Aires, se enfrentan en una partida de ajedrez un campeón de ajedrez, un ser huraño, arrogante y egoísta, y un hombre que fue capturado por los nazis y que es el prototipo de humanista con inquietudes intelectuales. Por supuesto la partida es una metáfora de muchas otras cosas, en último término de la lucha entre el bien y el mal. Es tanto una reivindicación de la dignidad humana como un lamento pesimista sobre lo fácilmente que se puede romper esta dignidad. Está bien, pero aún así, cuando se termina me pregunto ¿me ha hecho sentir menos sola? En realidad no.

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'Cuento de invierno' de William Shakespeare

A veces me da la sensación que con Shakespeare soy muy dura. Que una obra que en otros autores consideraría buena, si viene firmada por el tío Bill seguramente la consideraré regular (leed decepcionante), porque una parte de mí quiere que todas las obras de Shakespeare sean tan grandes como sus tragedias más grandes. Sin embargo, hay otra parte de mí que sabe que esto no es posible e intenta apreciar cada obra de Shakespeare por lo que es, por lo que pretende ser, sin ponerla en contraposición con sus otras obras. Aún así, no hay manera que pueda dar al 'Cuento de invierno' un adjetivo más halagador que pasable. 'Cuento de invierno' es una de las últimas obras de Shakespeare, es la obra en la que sale un oso, y no es ni tragedia ni comedia. Yo diría que tiene una primera parte de tragedia y una segunda parte de comedia. Evidentemente a mí me gusta más la primera, donde el rey de Sicilia se convence que su mujer le está poniendo los cuernos, se le va la olla y se convierte en un tirano, sólo para arrepentirse después. Hay una hija que se pierde y se da por muerta pero consigue una identidad falsa y no es nada difícil adivinar cómo va a terminar todo desde el principio. En la segunda parte se arregla todo el barullo y todos acabas felices y comiendo perdices. Hay unas cuantas cosas buenas. Me gusta el aire fatídico de la primera parte, como el rey está tan ofuscado por los celos que él mismo se ha creado que no atiende a razones. Me gusta que en la primera parte sean sólo las mujeres las que los tienen bien puestos. La dignidad y la resignación valiente de la reina, que tiene que afrontar un juicio amañado, me recuerda a la Catalina de Aragón de 'Enrique VIII', uno de los mejores personajes femeninos shakesperianos. Pero también me encanta el personaje de Paulina que es la única que se atreve a enfrentarse al rey para intentar hacerlo entrar en razón. Me gusta que haya una elipsis de 16 años, que sea como el purgatorio de soledad y arrepentimiento que tiene que pasar el rey para volver a ser feliz. No me gustan los enamorados jóvenes de la segunda parte que se tienen que enfrentar a la oposición del padre de él. Son ñoños. No me gusta el final feliz forzado. Es ñoño. Entiendo que la única intención de Shakespeare era hacer una obra entretenida y para pasar el rato. Pero del mismo modo que con otros autores para mí no es suficiente que me entretengan y me hagan pasar el rato, con el tío Bill tampoco.

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viernes, 19 de septiembre de 2008

En palabras de Kate Gompert

Creo que probablemente hay diferentes tipos de suicidas. Yo no soy de las que se odian. No soy del tipo que dicen "Soy una mierda y el mundo estaría mejor sin mi presencia" pero al mismo tiempo se imaginan lo que dirá todo el mundo en su funeral. He conocido gente así en los psiquiátricos. Gente que dice "Pobre de mí, me detesto, castigadme, pero no dejéis de aistir a mi funeral". Luego te muestran una foto en color de su gato muerto. No es más que puta autocompasión. Una pura mierda. Yo no tenía ninguna inquina especial. No fracasé en ningún examen ni me abandonó nadie. Toda esa gente se hace daño.

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Yo no pretendía hacerme un daño especial. Ni sufrir un castigo. Yo no me odio. Solo quise hacerlo. No quería jugar más, eso es todo.

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Quería dejar de estar consciente. Soy de un tipo totalmente distinto. Quería dejar de sentir así. De haber podido caer en un coma realmente prolongado, lo habría hecho. O haberme producido un shock a mí misma. Lo habría hecho.

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Lo último que quería hacer era hacerme daño. Simplemente no quería sentirme más de este modo... No creía que esta sensación fuera a desaparecer en el futuro. No lo creo. Todavía no lo creo. Prefiero no sentir nada.

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La sensación es por lo que quiero hacerlo. La sensación es la razón por la que quiero morir. Estoy aquí porque quiero morir. Por eso estoy en una habitación sin ventanas y con bombillas de seguridad y sin llave en el lavabo. Por eso se llevaron mi cinturón y los cordones de mis zapatillas. Pero noto que no se llevan las sensaciones, ¿o sí?

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Cuando la gente dice esa palabra [depresión], me enfurezco porque siempre pienso que depresión suena como si una se pusiera muy triste y melancólica y se quedara sentada en silencio al lado de la ventana suspirando o se echara en la cama. Un estado en el que a una no le importa nada. Una especie de estado triste y en paz.

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Pues bien, esto no es un estado. Se trata de una sensación, de algo que siento. Lo siento en todo el cuerpo. En los brazos y en las piernas.

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En todas partes. La cabeza, la garganta, el culo. El estómago. Está en todas partes. No sé cómo llamarlo. Es como si no lograra encontrar nada fuera de esa sensación, así que no sé cómo llamarla. Es más horror que tristeza. Es más como horror. Es como si algo horrible estuviera a punto de suceder, lo más horrible que una se pueda imaginar, no, peor de lo que una pueda imaginarse porque está también la sensación de que tienes que hacer algo ya mismo para detenerlo, pero no sabes loque se debe hacer y entonces sucede también, todo el tiempo, está a punto de suceder y al mismo tiempo sucede.

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Todo se vuelve horrible. Todo lo que ves es feo. La palabra apropiada es "espeluznante". El doctor Garton dijo "espeluznante" en una ocasión. Esa es la palabra exacta. Y todo suena áspero, espinoso y áspero como si cada sonido que una escuchara de repente tuviera dientes. Y el olor: ya huelo mal incluso cuando acabo de salir de la ducha. ¿Para qué voy a bañarme si cuando acabo de hacerlo huelo como si necesitara otra ducha?

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Tengo más miedo de esa sensación que de cualquier otra cosa. Más que del dolor, o de que mi madre se muera o de la contaminación ambiental. Más que nada.

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Pero imagínese usted si se siente así en todas partes, que cada célula y cada átomo o neurona o lo que sea que tiene dentro sintiera tantas náuseas que quisiera vomitar pero no puede, y usted se siente así todo el tiempo, y usted está seguro, no tiene la menor duda de que esa sensación no se irá jamás y que se va a pasar el resto de su vida natural conviviendo con ella.

[...]

'La broma infinita' de David Foster Wallace (páginas 87-90)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

"I knew him: a fellow of infinite jest, of most excellent fancy."

"Fiction is one of the few experiences where loneliness can be both confronted and relieved. Drugs, movies where stuff blows up, loud parties -- all these chase away loneliness by making me forget my name's Dave and I live in a one-by-one box of bone no other party can penetrate or know. Fiction, poetry, music, really deep serious sex, and, in various ways, religion -- these are the places (for me) where loneliness is countenanced, stared down, transfigured, treated."


Mi marca número 1000 en Delicious

Estos días he llegado a la marca número 1000 en mi cuenta en Delicious. Se trata de una reacción ante la muerte de David Foster Wallace. Y es que estoy leyendo todas las reacciones que puedo porque sólo puedo hacer esto: leer a personas que sienten la misma sensación de pérdida y vacío que yo. Es doloroso pero reconfortante. Estoy marcando las que me parecen especialmente valiosas, porque son de personas que lo conocieron y cuentan anécdotas personales, o porque son de personas que nunca le conocieron pero (como yo) sienten que han perdido alguien cercano y lo expresan de una forma especialmente emotiva con la que me puedo identificar. La número 1000 es de mis favoritas. Es de una chica que fue alumna de David Wallace el primer año que él hacía clase (en 1987). Y está llena de detalles adorables. Cuenta que todas las chicas de la clase (y probablemente algún chico) estaban enamoradas de él. Es lógico. Imaginaros: con sólo 25 años, recién graduado pero ya un profe genial, un excéntrico algo inseguro, abrumadoramente inteligente y adorablemente torpe. Me encanta el detalle que cuenta que ella siempre confundía "further" y "farther" y un día que se equivocó en un trabajo, como nota al margen, él sólo escribió "I hate you" y ella ya no lo volvió a confundir jamás.


Otros enlaces de interés (almenos según mis criterios)

- John Seery, un profesor, compañero de Wallace, cuenta cómo era como compañero y añade un par de anécdotas. Por ejemplo, los dos iban al mismo gimnasio y un día el dueño del gimnasio los invitó a una fiesta. Fueron los dos juntos y allí sólo había tíos cachas. Ellos eran los dos únicos enclenques. Y David se gira y le dice: "Me alegro que hayas venido, porque tengo miedo a que estos tipos me obliguen a hacer sus deberes de álgebra".

- Otro amigo de David lo presenta como un buen amigo, como un colega que da consejos sentimentales a otro colega.

- El testimonio de un chico que no pudo entrar en su clase y decidió colarse el primer día. David le dejó quedarse ese día, aunque le avisó que iba a ser muy aburrido. Días después le escribió un e-mail, preguntando si podían quedar para hablar y David contestó que sí y quedaron para hablar.

- Para los detalles morbosos se tiene que consultar un artículo del New York Times. Para resumirlo: su padre cuenta que David estuvo tomando medicación para la depresión durante 20 años, pero empezó a notar efectos raros y en junio de 2007 dejó la medicación. La depresión volvió. Y lo intentó todo, incluso electroshocks, hasta que ya no pudo más. Cada vez que lo pienso vuelvo a llorar por todo lo que debió sufrir, porque nunca podré ni llegar a imaginarme todo lo que llegó a sufrir.

- En McSweeney's están recopilando reacciones e impresiones. Sirven para ver que David realmente en persona era tan divertido, tan generoso y tan buena persona como parece ser cuando lees sus libros. Es bueno saber que siempre contestaba las cartas de sus fans. Generalmente con una postal. Aunque sólo fuera para decir que no, gracias, no podía conceder una entrevista. Dave Eggers comenta que los cuentos que mandaba era con fuente 8 y que aprovechaba el papel hasta límites inimaginables. También dice que con la primera colaboración envió una donación en forma de cheque. Un alumno comenta que corregía los trabajos de sus estudiantes con cuatro colores de boli diferentes, lo que quiere decir que se los leía cuatro veces. Y cuando le entregaron un trabajo de un estudiante que había puesto su prosa como ejemplo de mala prosa, él simplemente dijo: "Viene bien una ración de humildad de vez en cuando."

- En la universidad donde daba clases últimamente también están recopilando testimonios. Mi detalle favorito es que llevaba almendras a clase y de vez en cuando dejaba una en una mesa de un alumno, sin decir nada, sin decir si quería una, y si el alumno se la comía, él le volvía a dejar otra.

- 'The Believer' ha colgado entera la entrevista que Dave Eggers le hizo en 2003. Es interesante porque fue una entrevista hecha por correspondencia, así que se puede disfrutar del estilo de DFW. Habla de sus hábitos de trabajo y de como todos los periodistas están posicionados políticamente y que todo el periodismo es una confrontación entre dos bandas totalmente opuestas que son incapaces de pensar por sí mismas. Pero la parte más interesante para mí es lo de la adicción a la nicotina y todo el asunto de mascar tabaco. Es terriblemente sincero y se avergüenza de su hábito. Confiesa que lo ha intentado dejar varias veces pero que ha fracasado. Y acaba contando que ahora lo está intentando dejar de nuevo porque quiere llegar a los 50. Fue en aquel momento que se me rompió otra vez el corazón.


¿Qué leer de David Foster Wallace online?

- En español en la red sólo he podido encontrar un cuento, 'En lo alto para siempre', que és un muy buen cuento, pero que no llega a ejemplificar la verdadera grandeza y complejidad marca de la casa de la literatura de DFW. Pero es una forma como otra de empezar.(1)

- Uno de los textos que más se ha citado en los últimos días ha sido el cuento 'The Depressed Person'. Recordaba que el cuento fue uno de los primeros que me ayudaron a cambiar mi forma de pensar, porque es una disección exhaustiva de los laberínticos procesos mentales de una persona deprimida y me hizo ver que las cosas no son cómo parecen, que nos engañamos con una facilidad atroz. Ahora he releído el cuento y para mí no habla tanto de la angustia que se desprende del dolor que provoca una depressión (2), sino más bien la angustia que se desprende de la incapacidad de una persona deprimida de expresar sus sentimientos. Es un cuento magnífico porque es un cuento que habla de la incapacidad de comunicarnos y de sentir empatía por otra persona que (paradójicamente o no) consigue comunicar perfectamente los sentimientos por los cuales pasa la persona deprimida y consigue que empaticemos con ella. Y tiene un giro final genial. Y un párrafo final que te deja sin aliento. Al final la persona deprimida, que se ha quejado que nadie la entiende y la compadece, se da cuenta que ella es incapaz de entender a nadie y sentir compasión por alguien que no sea ella misma. Terrible.

- He encontrado también algo que no había leído y que me ha maravillado. Se trata de 'The nature of the fun' y es la respuesta de David a la pregunta de "Por qué escribo?" David dice que para un escritor lo que está escribiendo es como un hijo deforme (3) que pide una atención constante y lo odias porque es deforme pero a la vez lo quieres porque es tu hijo. Y es todo realmente sincero y cierto y lleno de pasión y angustia.

- La revista Harper's ha publicado en Internet todos los artículos que DFW escribió para ellos (4) y que antes estaban bajo candado, sólo para registrados (yo, por si a caso, ya me los he bajado todos, que puede que vuelvan a echar el candado). De todos ellos yo recomendaría sin duda Shipping Out: On the (nearly lethal) comforts of a luxury cruise. Yo ayer terminé de releerlo porque es uno de mis más favoritos de DFW, el que me hace reír más. Cuando lo incluyó en una colección lo retituló 'Algo supuestamente difertido que nunca volveré a hacer' y creo que la versión on-line está recortada, pero menos da una piedra. Es lo que yo llamaría un "ensayo autobiográfico" y son las aventuras de un intelectual semi-agorafóbico y neurótico en un pijo mega-crucero de lujo con gente muy pija pero también muy rara. En este crucero, David se ganará una enemistad eterna con el capitán del barco, perderá al ajedrez con una niña de nueve años, irá a un salón de té superpijo en el que se exige esmoquin con una camiseta que tiene dibujado un esmoquin, quedará en tercer lugar en el concurso de "las mejores piernas masculinas", y un largo etcétera de situaciones absurdas e hilarantes.(5)

- Creo que no sólo todo el que se considere fan de David Lynch sino también toda persona que le guste mínimamente David Lynch debería leer el ensayo que le dedicó ('David Lynch keeps his head')(6). David (Wallace) se pasó unas semanas merodeando por el rodaje de 'Carretera Perdida' con la condición de que no hiciera ninguna pregunta a David (Lynch). No se trata sólo de un diario de rodaje ni de un ensayo sobre toda la filmografía de Lynch. Son las dos cosas a la vez. Y la primera vez que lo leí me dio una visión totalmente nueva de la obra de Lynch.

- Otro "ensayo autobiográfico" que me encanta es 'The View from Mrs. Thompson's' que se podría parafrasear como "intelectual neurótico se encuenta con señoras amabilísimas del medio oeste el 11 de setiembre y lo contemplan horrorizados por la televisión".

- 'Roger Federer as Religious Experience' me parece adorable, porque es adorable, una carta de amor de un fanboy con coartada intelectual. No importa que no os guste el tenis o el deporte, a mí tampoco, pero aún así yo me pasaría el día leyendo a DFW hablando de tenis, porque él escribía de una manera tan apasionada y tan cercana que te podía hacer interesar por absolutamente cualquier tema. Un fragmento cortito: "These are times, as you watch the young Swiss play, when the jaw drops and eyes protrude and sounds are made that bring spouses in from other rooms to see if you’re O.K."

- Para los completistas (como yo) nos quedan los cuentos que están colgando diariamente esta semana en la página 'The Know(e): dfw', que són los cuentos que David escribió cuando aún estudiaba en la universidad, cuando aún firmaba como Dave Wallace.

(Ahora me doy cuenta que he listado un montón de cosas y esto os puede echar para atrás. Recopilando, lo mejor para introduciros en el mundo de Wallace es 'The Depressed Person' y 'Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer'. Y ahora sí que paro.)


¿Qué libros de David Foster Wallace leer?

- Si me preguntáis "¿Qué libro de David Foster Wallace me recomiendas?" así de rápido y directo. Yo respondré 'Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer' así de rápido y directo. Porque la gente suele preferir los ensayos de DFW (generalmente). Incluso a la gente que no le gusta la ficción de DFW le gustan sus ensayos (generalmente). Algunos son rematadamente divertidos y otros son rematadamente reveladores, te hacen dar cuenta de cosas en las que no te habías fijado, o cosas en las que te habías fijado y no te habías fijado bien.(7)

- Pero si no os apetece leer no-ficción. Si lo que queréis es ficción, os recomendaría 'Entrevistas breves con hombres repulsivos', porque de las recopilaciones de cuentos de Wallace me parece la más accesible.

- Sin embargo, si queréis ficción y no os molestan los retos, os recomendaría 'Extinción', que de hecho es mi libro de relatos favorito de Wallace. Pero los relatos son más terroríficos, angustiantes y cuesta más esfuerzo entrar en ellos. Sin embargo, luego el esfuerzo es recompensado y descubres que hablan de las regiones más oscuras del alma. Los relatos de 'Extinción' son más humanos (si es que esto tiene algún sentido) y más dolorosos que los de 'Entrevistas Breves'. De todos modos, si apostáis por 'Extinción' hacedme caso, no empecéis por el primer cuento ('Señor Blandito') porque no podréis con él (yo necesité dos intentos). Créedme, saltaros el primer cuento y empezad por cualquier otro. Mis favoritos son 'Extinción', 'El alma es una forja' y 'El neón de siempre' (probablemente en este orden).

- Si tenéis a mano 'La broma infinita', no seré yo quién os impida que la leáis. Yo recomendaría empezar antes con algo de ficción más ligero. Sin embargo, alguien una vez me dijo que le costaba terminar según qué relatos de ficción de Wallace y, sin embargo, 'La broma infinita' era una de sus novelas favoritas. A ver, todo el mundo debería leer una vez en la vida 'La broma infinita' (o almenos intentarlo), porque, joder, es una puta obra maestra. Es más que una novela. Es un libro que trasciende todos los límites. Es una experiencia catártica que te sobrepasa y te deja sin palabras. Es infinita. Pero ciertamente no es una novela para todo el mundo. Pide mucho de ti. Si os proponéis leerla, asumid que os vais a pasar un mes, o dos, o tres... o quizás un año, leyéndola. Asumid también que habrá momentos en que os sentiréis perdidos. Mi consejo es que no os preocupéis hacia dónde va todo, sino que disfrutéis del camino. Al final de una forma mágica todo cobrará sentido y la recompensa será enorme.

(8)



(1) Este relato en cuestión es una reformulación/homenaje de 'El nadador' de John Cheever, que es un gran cuento de Cheever, pero tampoco mi más favorito de él.

(2) Para ver una descripción angustiante del dolor emocional de una persona depresiva creo que se tiene que leer la primera aparición de Kate Gompert en 'La broma infinita' (a partir de la página 83 de la edición española). Es realmente doloroso de leer.

(3) El niño deforme es tan deforme que incluso suelta líquido cerebro-espinal por la boca, una imagen que es un clásico en DFW y un ejemplo perfecto de su grotesco sentido del humor, tan grotesco que ralla lo angustiante. Esto creo que aún no lo he dicho nunca, pero Dave puede llegar a ser realmente gore.

(4) Incluso lo último que publicó en Febrero de este año The Compliance Branch, que yo no había leído nunca y que se dice que forma parte de algo más largo que estaba escribiendo. (Soy repulsivamente egoísta pero esto me hace pensar que quizás se publique algo nuevo de Wallace). Es un fragmento sobre un tipo que lleva al trabajo su hijo, un hijo que da más grima que Demian, porque no llora nunca ni juega con sus juguetes, simplemente está ahí mirando todo de una forma agresiva y sin pestañear. Es realmente bueno.

(5) De Harper's otra cosa que recomendaría son las Brief Interviews with Hideous Men. Que es ficción y es exactamente lo que el nombre indica. Sólo que de las entrevistas sólo tenemos las respuestas. Las transcripciones de las preguntas han sido borradas.

(6) Del mismo modo todo al que le guste Kafka debería leer el ensayo que le dedicó DFW.

(7) Si tenéis a mano el otro recopilatorio de ensayos de Wallace, 'Hablemos de langostas', también podéis empezar por ahí. Lo digo por si en la biblioteca está uno y no otro. O por si no encontráis el primero o por si preferís compar el segundo, que tiene edición de bolsillo mientras que el primero no (a). El caso es que 'Hablemos de langostas' es una excelente muestra del talento de Wallace, pero es un recopilatorio algo más irregular que 'Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer': tiene ensayos brillantes y otros simplemente buenos y alguno que terminé por puro orgullo.
(7a) De hecho hay una edición de bolsillo de 'Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer' pero sólo contiene el ensayo que da título al recopilatorio, el del mega-crucero de lujo. Que no os engañen como a mí, que pensé que estaba comprando toda la colección entera y sólo estaba comprando un cuento.

(8) Hay dos libros de DFW que no he mencionado. 'The Broom of the System' que no ha sido traducida y que no he leído, aunque la tengo en inglés en casa. Y 'La chica del pelo raro', que la leí hace mucho tiempo, pero que de todas las obras de Wallace es la que dejó menos huella en mí. Si lo tuviera que resumir diría que 'Extinción' es un libro que te deja K.O, 'Entrevistas breves' te sacude y 'La niña del pelo raro' lo disfrutas pero desde la distancia.

martes, 16 de septiembre de 2008

"Me he sentido tan deprimido como no me sentía desde la pubertad..."

"Please don't tell anybody, but Mark Nechtr desires, some distant hard-earned day, to write something that stabs you in the heart. That pierces you, makes you think you're going to die"

Todos nosotros, como seres humanos, nos vemos limitados en nuestra experiencia. Vivimos aislados dentro de nosotros mismos. Nunca podremos entender el dolor de los demás. Decimos "Te comprendo", "Sé por lo que estás pasando", "Me lo puedo imaginar"... pero en realidad no lo sabemos. No podemos. Para saberlo tendríamos que experienciar en nuestra piel ese mismo dolor y esto no es posible. Es por esto que cuando sufrimos nos sentimos tan solos. Nadie puede ayudarnos. Nadie puede entendernos. Tenemos que sobrevivir al dolor solos encerrados dentro de nuestra cabeza. En este contexto, la función de la literatura, de todo literatura, tendría que ser el de intentar construir una forma de comunicación más eficaz que las simples palabras1. Una buena obra literaria tendría que ser capaz de establecer una comunicación especial entre escritor y lector, lo más parecido a empatía que pueda existir2. Leemos para sentirnos menos solos. Encontrar un autor que es capaz de transmitirte lo que sienten sus personajes3 te hace sentir menos sola, porque es realmente fácil reconocerse en el dolor de los otros, una vez lo has sentido. Aunque tu dolor particular sea realmente diferente al de los personajes de ficción que te ocupan, te sientes acompañado en tu sufrimiento. Sentir que alguien ha pasado por lo mismo que tú es lo más reconfortante que puede existir en este mundo. Y esto sólo te lo dará la literatura4.

Toda la obra de David Foster Wallace gira alrededor de la empatía. Sus obras se estructuran a partir de la presunción de que los lectores empaticemos con los personajes, por más que se traten de personas tan alejadas de nosotros como un delincuente de poca monta, un yuppie adicto a la marihuana o John McCain. Sus relatos intentan meterse dentro la cabeza de personajes que sobreanalizan todo lo que les rodea y sobre todo a sí mismos. En sus ensayos se suele adentrar en un mundo que es desconocido para él e intenta explicarlo a sí mismo (desde la posición de alguien externo) y a nosotros que en principio no tenemos porque estar interesados. En su mega-novela 'La broma infinita' intenta (entre muchas otras cosas) que sintamos en nuestra piel lo que significa tener una adicción5. Y todo esto lo hace de una forma que no lo hace nadie más, porque David Foster Wallace demuestra que realmente se puede ser desternillantemente divertido sin dejar de hablar de temas profundos y complejos, y que se puede ser innovativo formalmente sin que el contenido deje de ser lo más importante. Nadie escribe de la forma que escribía Foster Wallace. Muchos lo citan como influencia6 (y a partir de ahora aún serán muchos más), pero en realidad nadie escribe como él. No se puede describir como escribe DFW. Se tiene que leer. Precisamente no se puede describir porque no tenemos nadie con quién compararlo.

Será todo lo exagerado que queráis, pero no puedo evitar tener la sensación que David estaba abriendo un nuevo camino en la literatura contemporánea, un camino que ya nadie seguirá. Miro alrededor y no veo nadie que sea capaz de retomarlo donde lo dejó él. Pensad que su literatura es una literatura casi interactiva, no tanto porque realmente algunos de sus relatos tienen casi estructura de hipertexto (que también), sino porque es una literatura que hace participar al lector7. Además, no sólo hemos perdido un gran escritor, porque ciertamente David no era un escritor que era un genio, sino que era un genio que se dedicaba a escribir. Se graduó en Inglés pero también Filosofía. Parece que iba encaminado hacia las mates, pero a mí siempre me había gustado creer que él había pensado que las mates eran demasiado fáciles para él, que no tenía gracia dedicarse a alguna cosa en la que sabes que eres el mejor, siempre me había gustado creer que fue que por esto se pasó a la literatura, porque esto sí que suponía un reto para él y porque la literatura le permitía de algún modo saciar su innata curiosidad. No sólo hemos perdido un gran escritor, sino un pensador con una capacidad incomparable para descodificar nuestro mundo8. Él era un buscador incansable de la verdad en estos tiempos en los que la ironía lo emmascara todo. Él era alguien que luchaba para superar la postmodernidad.

Estés donde estés, gracias Dave.


01. La literatura es más que simples palabras. Del mismo modo que la pintura es algo más que colores. La literatura se sirve de las palabras para construir algo que va más allá de las palabras.

02. Creo que ya ha quedado establecido antes que la empatía entendida como "la capacidad cognitiva de sentir en un contexto común lo que un individuo diferente puede percibir" no existe, pero lo vuelvo a repetir.

03. Lo he dicho siempre, lo que hace una obra son sus personajes. Se puede tener una buena obra con una trama deficiente pero unos personajes perfectamente construidos. Sin embargo, no creo que pueda existir una buena obra con una trama impecable pero unos personajes mal construidos (o directamente no construidos). Y es que yo no leo para que una trama me entretenga, sino para conocer unas personas que seguro que no son tan diferentes a cómo soy yo. No, para mí, leer no es una diversión. Es algo más. Una necesidad mucho más íntima. Aunque también suele ser divertido.

04. Hasta aquí básicamente he parafraseado un par de ideas que David Foster Wallace expesó en más de una ocasión. Ciertamente yo leo porque me encuentro encerrada en mí misma y la literatura me ayuda a no sentirme tan sola. Pero también es cierto que también leo porque me encuentro encerrada en mí misma, en mi vida limitada por mis circunstancias, pero aún así tengo esa necesidad de vivir más allá de mi persona. No podemos experimentarlo todo. La experiencia de una vida humana es ridículamente limitada dada la basta paleta de posibilidades existentes, pero a mí me gustaría conocerlo todo, me gustaría poder vivir todo el dolor y toda la alegría que existen en otras vidas diferentes a la mía. Aunque no viva, me gustaría vivirlo todo.

05. Realmente toda la novela es como un viaje alucinógeno que cuando se termina te deja con el bajón post-efecto-de-las-drogas.

06. Aunque nunca seré escritora, también ha influenciado mi forma de escribir. No son sólo las notas a pie de página de esta entrada. Es por él por lo que intento marcar un estilo que combine lenguaje coloquial y lenguaje elevado. Es por él por lo que intento usar el humor pero no de una forma que sea distanciadora. Es por él por lo que intento construir giros mentales que puedan salir de lo predecible. Pero sobre todo es por él por lo que intento hablar de todo con pasíon. Y etcétera.

07. Un par de ejemplos al azar. Primero: en 'La broma infinita' más importante que la novela que está escrita es la novela que no está escrita y que tenemos que escribir nosotros los lectores. Alguien dijo que 'La broma infinita' eran las mejores 1000 primeras páginas de una novela de 3000 páginas que había leído nunca. Totalmente de acuerdo. Lo que pasa es que DFW nunca escribió las 2000 páginas que faltaban. Deja que nosotros las escribamos en nuestra cabeza. Segundo: En 'Breves entrevistas con hombres repulsivos' hay un cuento terminado en forma de esquema y somos los lectores los que tenemos que reconstruirlo.

08. Ayer lo mencioné. David Foster Wallace cambió mi forma de pensar. No exageraba. Para entrar en algunos detalles, me enseñó a intentar no caer en prejuicios, a analizarlo todo, a buscar el verdadero motivo (o significado) que se esconde detrás de cada acto o de cada palabra, a no ser tan esnob, a comprender mejor cómo funcionan los mecanismos a través de los cuales estructuramos nuestro pensamiento, a a ser capaz de ponerme en el lugar de todo tipo de personas (incluso las que antes me producían sólo desprecio), etc. Y gracias a su influencia también intento ser cada día más sincera con mí misma, deshacerme de la coraza que es la ironía para intentar ser sincera y buscar la sinceridad y la verdad en todo lo que me rodea, prescindiendo de mi innato cinismo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

"¡Oh Capitán, mi capitán!"



Aún no sé cómo me siento. No podría describirlo ni con una palabra ni con una larga y laberíntica frase que durara más de una página. No lo sé. David Foster Wallace fue un escritor que cambió mi forma de entender la literatura y la vida. Él cambió la forma en la que mi cerebro funcionaba. David Foster Wallace fue una persona que me ayudó a conocerme mejor a mí misma; puso en palabras lo que yo no sabía cómo expresar. Pero nunca habló de como podría sentirme cuando la persona que más admirara, la persona que más me había dado sin ni siquiera saberlo, muriese. He fantaseado tantas veces en la posibilidad de que quizás lo podría encontrar en una firma de libros y le podría decir en un guión memorizado que sus libros han significado tanto para mí y que me han ayudado a no sentirme tan sola. Sólo esto. Tenía esa necesidad de simplemente darle las gracias.

Me gustaría recordar para siempre cada detalle del día en que me enteré que David Foster Wallace se había suicidado. El problema no es sólo que en mi larga lista de días en que me quedo encerrada en casa y no hago nada todos se confunden en una masa informe, sino que la experiencia me ha enseñado que la memoria es un músculo débil y acabamos olvidando precisamente lo que juramos que nunca olvidaremos. Recuerdo que no había oído hablar nunca de David Foster Wallace, pero un día, repasando las estanterías de la biblioteca, me encontré con dos libros suyos. Debía estar buscando otro libro, no recuerdo cuál, pero me econtré con los suyos y decidí que unos libros con semejantes títulos los tenía que leer. Pero tampoco recuerdo cuál leí primero, si 'Entrevistas breves con hombres repulsivos' o 'Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer'.

Sin embargo, sobre todo me gustaría recordar cómo era todo antes de enterarme de la noticia. Ahora ya todo el mundo leerá David Foster Wallace teniendo en mente que es el tipo que se ahorcó cuando tenía 46 años. El único David Foster Wallace del que el mundo se acordará será del David Foster Wallace que, después del éxito de 'La niña del pelo raro', ingresó en un hospital pidiendo que lo pusieran bajo vigilancia para evitar su suicidio. Todo el mundo leerá 'La broma infinita' como si fuera un presagio de lo que su autor acabaría haciendo ese viernes de setiembre justo antes de empezar las clases del nuevo curso. Todo el mundo olvidará que David Foster Wallace era un escritor ingenioso y divertidísimo. Nunca me lo hubiera podido imaginar. Es obvio que era una persona neurótica, obsesivo-compulsiva y depresiva, pero siempre había creído que tenía un magnífico sentido del humor que le ayudaría siempre a seguir adelante. Esto me da miedo, porque si hombres mejores que yo han caído, ¿qué me pasará a mí en el futuro? Ésta es una muerte que destruye todos los esquemas que me había construído sobre el mundo. He llorado tanto. Como ya no recordaba que podía llorar.

Me siento vacía. Pero ésta tampoco es la palabra adecuada. Siento que hemos perdido algo muy valioso. Todos nosotros lo hemos perdido. Siento que ya ningún autor podrá hablarme de la manera en la que me habló Dave. Leer sus libros es como tener una conversación con alguien extremamente inteligente que juega en una liga completamente diferente a la tuya. Al principio te sientes abrumado, que no estás a la altura, pero si persistes notarás como te coge de la mano para no soltarte ya jamás. Si tienes la suficiente paciencia como para oirlo hablar de estrategias de márketing del modo más árido posible, él te acabará contando cosas terriblemente íntimas sobre él mismo y tú te darás cuenta de que a ti te pasa lo mismo. Si tienes la suficiente fuerza de voluntad como para resistir frases que duran párrafos y párrafos que duran páginas, te darás cuenta de que él sólo quiere hacerte reír y que lo único que aspira a conseguir es que en su compañía te sientas menos sola. Si persistes te darás cuenta de que, aunque exigente, es el escritor más generoso que has conocido nunca. Es alguien que te acaba conquistando por su sentido del humor, su inteligencia, su ingenio, su fragilidad, su inseguridad, su sarcasmo, su ternura, sus obsesiones neuróticas y sus manías antisociales. Me ha dado tanto. Es todo tan triste.

He estado un buen rato pensando cómo podía titular este post. Nada me parecía adecuado. (Pero, sin embargo, cualquier cosa sería mejor que el titular del New York Times: "Postmodern writer is found dead"). Al final he decidido hacerlo con el título de un poema de Walt Whitman. Resulta que la dirección de su e-mail en la universidad empezaba con ocapmycap. Y ahora el poema parece terriblemente adecuado. Adecuado para mí y para todos los que le quisimos (o queremos) (aunque no lo hubiéramos conocido nunca en persona):

¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro terrible viaje ha terminado,
el barco ha sobrevivido a todos los escollos,
hemos ganado el premio que anhelábamos,
el puerto está cerca, oigo las campanas, el pueblo entero regocijado,
mientras sus ojos siguen firme la quilla, la audaz y soberbia nave.
Mas, ¡oh corazón!, ¡corazón!, ¡corazón!
¡oh rojas gotas que caen,
allí donde mi capitán yace, frío y muerto!

¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, levántate y escucha las campanas,
levántate, por ti se ha izado la bandera, por ti vibra el clarín,
para ti ramilletes y guirnaldas con cintas,
para ti multitudes en las playas,
por ti clama la muchedumbre, a ti se vuelven los rostros ansiosos:
¡Ven, capitán! ¡Querido padre!
¡Que mi brazo pase por debajo de tu cabeza!
Debe ser un sueño que yazcas sobre el puente,
derribado, frío y muerto.

Mi capitán no contesta, sus labios están pálidos y no se mueven,
mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
la nave, sana y salva, ha anclado, su viaje ha concluido,
de vuelta de su espantoso viaje, la victoriosa nave entra en el puerto.
¡Oh playas, alegraos! ¡Sonad campanas!
Mas yo, con tristes pasos,
recorro el puente donde mi capitán yace,
frío y muerto.


Walt Whitman



Pero no puedo terminar este post sin dejar que hable por él mismo:

"Una obra de ficción es una conversación que permite enfrentarse a la soledad esencial que se da en el mundo. Entre los seres humanos se da una situación de incomunicabilidad de emociones. La comunicación entre el creador y el lector es algo extraordinariamente misterioso. La buena literatura provoca una experiencia que permite trascender el aislamiento de orden subjetivo. Yo no sé si funcionará en español, porque es un término sumamente idiomático e idiosincrático, en realidad, la expresión de un sonido. Lo encontré una vez leyendo a Auden o Yeats, no recuerdo exactamente. Es como una epifanía, en el sentido que le daba Joyce al término, una revelación, la sensación de armonía y perfección que se siente en presencia de la obra bien hecha, de la obra de arte que logra su cometido. Es como un clic, el sonido que hace una caja que está perfectamente elaborada al cerrarse. El efecto inefable que provoca el contacto con la obra de arte. La comunicación entre distintas conciencias pensantes que se deriva de la contemplación de la belleza poética. En el acto de la lectura se da un componente que es el intento de establecer comunicación con otra conciencia, una interpenetración. Lo que llamo el clic es la capacidad de reconocer pensamientos y sentimientos que el lector siente como suyos, pero que no es capaz de verbalizar. Yo, como lector, en el momento de la lectura siento que el autor ha dado con las palabras que necesito para dar expresión a mis sentimientos. No les he dado forma yo, pero no por eso son menos mías: gracias al poeta, al escritor, han sido transfiguradas, y expresadas en una frase de gran belleza. En ese momento, el mundo cobra plenitud, solidez, rectitud."


Me siento tan sola. Lo voy a echar tanto de menos. Y la vida ya nunca más volverá a tener sentido.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Zadie, John, Will y Gordon

Desde que terminé 'Los Maia', es decir, desde hace ya prácticamente 15 días, que estoy leyendo 'Sobre la belleza' de Zadie Smith, y tengo la sensación que hace incluso más tiempo que estoy leyendo este libro y que no avanzo, no hay manera de avanzar, y que quizás no lo termine nunca, y si intento terminarlo es sólo por orgullo. Vamos que no hay manera de que me enganche. No es malo pero lo que me cuenta no consigue interesarme lo más mínimo. Sin embargo me obligo a continuar leyendo. Sólo por orgullo. Pero como es demasiado agotador, por el camino, estas casi dos semanas, he ido leyendo otros libros más cortitos y que se me han hecho mucho más apetecibles.


'Llenos de vida' de John Fante

Cada vez que escribo una reseña de un libro nuevo de John Fante me da la sensación que acabo escribiendo la misma reseña que he escrito para todos los libros previos de Fante. ¿Del mismo modo que Fante siempre escribe la misma novela? Quizás. Lo repetitivo de mis reseñas es inexcusable, pero en lo que respeta a Fante ¿qué importa que escriba una y otra vez la misma novela si cada vez consigue hacernos reír y emocionarnos?! De todos modos creo que decir que Fante escribe una y otra vez la misma novela es algo inexacto. Yo más bien tengo la sensación de que cada una de sus novelas forma parte de una saga que recorre toda la vida de un personaje, el mismo personaje, por más que algunas veces se llame Arturo Bandini, otras Nick Molise, o John Fante como en el caso que nos ocupa. Es más bien como si cada una de sus novelas formara parte de una novela mayor, de ahí la unidad temática y estilística y todo eso.

El protagonista y narrador de 'Llenos de vida' es John Fante, un guionista de Hollywood a punto de ser padre. Un día el suelo de la cocina se hunde por culpa de las termitas y decide pedirle a su padre, albañil retirado, que arregle su casa. Mientras tanto su mujer se convertirá al catolicismo e intentará que su marido lo haga también. Y ahora es cuando empiezo a enumerar las cualidades del estilo de Fante y esta reseña se vuelve idéntica a todas las que he escrito antes. Es una novela fresca, directa y con un sentido del humor sin complejos, desenfadado y algo sarcástico, pero es también una novela tierna sin caer en el sentimentalismo. La comicidad viene sobre todo de la oposición del protagonista con su padre y los tira y afloja que mantienen, porque su padre es un hombre tozudo y estrafalario, que quiere que las cosas se hagan a su manera o no se hagan, y al que le encanta hacerse la víctima y que lo compadezcan. Y también de las discusiones con su mujer. Pero llega el final y llega la reconciliación y la aceptación, y es un final de lo más bonito sin llegar a ser cursi. ¿Qué ha pasado durante la novela? Pues que John Fante ha entrado por fin en la vida adulta y ha aprendido que las relaciones con su mujer y su padre no serán siempre idílicas pero que, pese a sus diferencias, tienen que llegar a entenderse porque forman parte de la misma familia.

Y ahora es la otra ocasión en la que me pongo repetitiva, porque tengo que deciros que me hagáis caso de una vez y que leéis a Fante. Me lo agradeceréis.

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'Macbeth' de William Shakespeare

Como ya he leído casi todas las obras de Shakespeare que hay en la Biblioteca de mi pueblo toca empezar a releerlas. Aunque suene a tópico vomitivo, lo bueno de leer Shakespeare es que a medida que vas madurando (con todas las reservas con las que este verbo se puede aplicar a mi persona), sus obras maduran contigo. A cada relectura ves una lectura nueva. Lo he dicho: un tópico vomitivo, pero esto no lo hace menos cierto. No me acordaba de la importancia que tenían las brujas en 'Macbeth'. Han pasado muchos años desde que la leí por primera vez y no sé por qué recordaba que la aparición de las brujas era algo marginal al principio de la obra, como una especie de coro, cuando en realidad son las catalizadoras de la historia. Ahora no creo que 'Macbeth' trate de la ambición. Macbeth no es ambicioso. Lady Macbeth lo puede ser, pero él no, a él no se le ha pasado por la cabeza lo de ser rey hasta que las brujas profetizan que lo será. Él empieza un baño de sangre impulsado por las brujas y su mujer. Y una vez ha empezado ya no puede volver a atrás. No hay salida. Tendrá que seguir matando hasta que lo maten. Y durante todo el tiempo Macbeth no deja de tener la conciencia de lo que está haciendo está mal. Debe ser el único villano de Shakespeare al que le pasa esto. Es por esto que es tan grande.

'Macbeth' es más bien una obra sobre el mal. El mal como fuerza que lo arrastra todo. Sobre como el mal puede apoderarse de una persona de cualquiera en cualquier momento. La obra termina y el mal es vencido, pero ya ha hecho su trabajo y sabemos que en cualquier momento puede volver a aparecer. Es una obra que me recuerda a una película de terror pero también a una de David Lynch. Pero además del mal, para mí la obra también trata (sobre todo) del libre albedrío o de la libertad de elección. Todas las vidas están limitadas por sus circunstancias y por las expectativas que los otros han puesto en ellas. Todas las decisiones que toma Macbeth son fruto de las circunstancias y de las expectativas que lo rodean. Él no tiene poder para (re)conducir su vida. Se ve arrastrado y no puede hacer nada para impedirlo. Lo que le pasa, le pasa y no podría haber pasado de otra forma. Era inevitable.

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'This can't be happening at Macdonald Hall' de Gordon Korman

Una novela juvenil es algo bastante 'out of character' en mi persona, lo reconozco. Pero lo cierto es que con ésta me lo he pasado muy bien. Bruno y Boots residen en un internado en Canadá y su principal pasatiempo consiste en hacer bromas al director de la institución. Bromas que nunca son demasiado pesadas o demasiado crueles, algo que agradezco. Es por esto que el director decide separarlos. Están castigados y a partir de ahora ya no compartirán nunca más habitación. A Bruno le ponen con un empollón y a Boots con un pijo millonetis. Los dos amigos no soportan esta separación así que deciden poner en práctica una serie de planes para poder volver a compartir habitación, de manera que como manda la regla se suceden una serie de peripecias divertidas. El autor escribió la obra cuando tenía sólo 15 años y no creo que se note. Es sencilla, pero es una obra de una simplicidad efectiva. Fresca, directa, divertida, tierna y agradable. Los dos protagonistas caen muy bien porque no son unos sabelotodos, los planes casi nunca les salen como esperaban, y sus bromas nunca son de mal gusto. Y me encanta el detalle de que el director sea estricto pero no un tirano estúpido y que al final Bruno y Boots acaben apreciando al niño empollón. Me lo he pasado genial leyendo esta novela y sin duda voy a seguir con la saga.

viernes, 5 de septiembre de 2008

'Miss Austen Regrets' (2007)



"The only way to get a man like Mr. Darcy is to make him up!"


Me encanta Jane Austen pero no me considero una purista de Jane Austen. Después de aborrecer 'Becoming Jane' hasta tal punto que tuve que no terminarla porque mi salud mental peligraba y hubiera acabado cometiendo un asesinato en masa, todas mis esperanzas estaban puestas en 'Miss Austen Regrets'. Sí, todas mis esperanzas, incluso las de establecer de una vez por todas que no soy una purista de Jane Austen, porque no lo soy. En serio. Pues bien, la BBC no me ha defraudado. 'Miss Austen Regrets' me ha encantado. Lo que me molestó de 'Becoming Jane' es que la pobre Jane Austen era sólo una excusa para hacer una estúpida comedia romántica con todos los tópicos de Hollywood. La protagonista era Jane Austen pero podría haber sido Manuelita la cantora. Habían no sólo violado sino profanado la pobre Jane. 'Miss Austen Regrets' probablemente cuente tantas mentiras como 'Becoming Jane', pero al menos cuenta una historia desde el respeto y al menos se demuestra que los guionistas de hecho sí que se han leído la obra de Jane Austen y la han entendido.

'Miss Austen Regrets' se centra en los últimos años de Jane Austen y empieza cuando una sobrina suya le pide consejo sobre un chico que le hace tilín para ver si es el "adecuado". Es una película muy triste. Yo lloré a moco tendido. No sé si es por el síndrome aniversario, aunque supongo que es natural que parezca tan triste porque todos nos hemos arrepentido alguna vez de algo, todos tenemos nuestros propios "y si..." Pero también es una película preciosa. Con una atmósfera delicada y llena de melancolía, casi crepuscular. Todo en ella está muy bien cuidado: la ambientación, la documentación, el guión, las interpretaciones, etc. Al fin y al cabo se trata de la BBC. Desde 'Rushmore', me ha encantado Olivia Williams y aquí consigue hacer una Jane Austen creíble. Es una Jane Austen sarcástica y mordaz, con una lengua afilada y que le encanta flirtear. Los diálogos están llenos de ingenio y realmente parecen sacados de una obra de Jane Austen. Así que, a pesar de que es una película muy y muy triste, también es divertida. Y es agradable ver que los principales modelos no sean las comedias románticas del siglo XX, sino la propia obra de Austen.

También me encanta que la obra de Jane Austen tenga importancia en la trama. Quiero decir que en la mayoría de biopics sólo se centran en la vida de los biografiados y no hablan nada de su obra. En este caso, hay una cantidad notable apuntes sobre la obra de Jane Austen, así se apunta la diferencia que hay entre la ficción y la realidad y que los que consideran Austen una escritora romántica probablemente estén equivocados. Este creo que es uno de los principales aciertos de esta película. El otro es su ambigüedad. La película se termina y no sabemos exactamente de qué se arrepiente Jane. El problema es que Jane siempre se refugia en la ironía y el sarcasmo y es incapaz de hablar nunca en serio. Y aún cuando parece que está hablando en serio no sabemos si quizás esté mintiendo por orgullo o porque no quiere hacer daño a los que la quieren. Y gracias a esta ambigüedad nos encontramos delante de una película rica en significados; somos nosotros los espectadores los que debemos adivinar realmente de qué se arrepiente Jane y es por esto que es tan fácil que esta película te llegue tanto. De verdad que es muy buena. No sólo como pseudo-biografía de Jane Austen sino simplemente como película. Es que me ha encantado.

Y me encanta el detalle de que la historia con Tom Lefroy que es en lo que se basa 'Becoming Jane', aquí sea despachada en menos de treinta segundos y que cuando la sobrinilla le pregunte a la tía Jane si él era el hombre de su vida, ella no se lo piense ni un segundo y conteste un no rotundo. Toma ya.

martes, 2 de septiembre de 2008

Consumismo terapéutico

Ayer terminé 'Los Maia' y acabó de una manera perfecta. Es uno de los mejores finales de toda la historia de la literatura. Después que la trama ya se ha resuelto en el penúltimo capítulo, el último capítulo es un epílogo en el que Carlos da Maia vuelve a Lisboa, diez años después de haberse marchado. Él y su amigo Joao da Ega recorren las calles y se encuentran viejas y nuevas caras: todo ha cambiado pero todo sigue igual. Los dos son y sobre todo se sienten más viejos. Conversan sobre como todo en la vida es fútil. Los dos querían hacer grandes cosas, cambiar el mundo incluso, pero confiesan que han fracasado. Sin embargo, todo el mundo fracasa. Concuerdan en que todo esfuerzo es inútil. No vale la pena correr detrás de nada: ni del amor, ni de la gloria, ni del dinero, ni del poder... Se dan cuenta de que llegan tarde a una cena con unos antiguos amigos. Ven pasar un tranvía y se dicen que aún están a tiempo de cogerlo. Así que empiezan a correr detrás del tranvía para atraparlo. Perfecto. Es tan grande esta novela.

Ayer bajé a ciudad y acabé gastándome una cantidad indecente de dinero. Acabé comprando tres libros de tres de mis autores favoritos: 'Sueños de Bunker Hill' de John Fante, 'La Capital' de Eça de Queirós, y otra antología de cuentos de John Cheever, que no son los cuentos completos pero son más de los que hay en la otra antología que tengo, aunque inevitablemente algunos están repetidos. Como siempre, probablemente tardaré mucho tiempo en leerlos, porque ya tengo un montón de libros esperándome para que los lea. Aún así, siempre que tengo la oportunidad, no puedo evitar comprarme libros, porque pienso que quizás un día llegue una hecatombe zombie y yo no pueda ya salir más de casa y no quiero quedarme en casa sin libros. Es por eso que los tengo que acumular.

También he hecho mi primer pedido a Play.com, que incluye:

- El DVD de Región 1 'Saturday Night Live: Best of Phil Hartman', que como es de Región 1 áun no tengo claro como voy a poder reproducir. Pero es que es Phil Hartman y yo debo estar algo enamorada de él y no tengo suficiente con verlo en los episodios de 'Newsradio'

- Dos obras de teatro de Tom Stoppard, 'Travesties' y 'The Real Thing', porque 'Rosencrantz and Guildenstern are dead' y 'Arcadia' me dejaron con ganas de más.

- 'Looking for Alaska' de John Green. Después del post del otro día, éste era de lo más previsible. Y es que si resulta la mitad de divertido y adorable que sus vídeos valdrá la pena. Y ya que estamos (o más exactamente estoy) hablando de John Green, no puedo dejar de enlazar otro vídeo suyo, mi favorito hasta la fecha (digo hasta la fecha porque aún me quedan como 456 por ver). En él John habla de su primera novia de la que nunca supo el apellido, analiza críticamente sus primeras obras que hizo cuando tenía como 8 años y de paso da consejos guays sobre cómo escribir.