martes, 8 de noviembre de 2011

'Padres e hijos' de Iván Turguéniev



Este año empecé con la tarea de leer uno de los grandes (grandes por famosos) rusos que me quedaban por abordar. Me refiero a Iván Turguéniev. El libro con el que empecé fue ‘Primer amor’ y, aunque no me desagradó, sí que me decepcionó bastante; pero aún así me dejó con ganas de leer más de este autor. Otro lector que pasaba por este humilde blog tuvo la amabilidad de dejarme un comentario y recomendarme ‘Padres e hijos” y, como prueba de que puedo tardar pero suelo hacer caso de las recomendaciones, aquí quedará la reseña de dicha novela.

Efectivamente, ‘Padres e hijos’ me ha gustado mucho más que ‘Primer amor’. Está igual de bien escrita (con pasajes realmente bellos), pero es más compleja, con personajes más interesantes y mucha más miga. Aún así, tengo que reconocer que me ha gustado más la primera parte que la segunda. En la primera, Turguéniev nos habla de choques generacionales, mientras que en la segunda, como si se olvidara de cuál es el título de la novela, nos pasa a relatar una serie de amoríos, que es un tema literario mucho más sobado que no el de las relaciones entre padres e hijos; y aunque sigue estando bien, es algo mucho más visto.

Supongo que el protagonista de la novela es Bazárov, el nihilista interesado sólo en la ciencia que rechaza cualquier ápice de sentimentalismo. A mí Bazárov nunca me ha acabado de gustar, me ha parecido mucho más unidimensional de lo que él se cree que es, y encima con un desarrollo algo previsible. Mucho más fascinante he encontrado al tío Pável, un exdandy sentimental y un auténtico aristócrata conservador, pero muy irónico e ingenioso. También he encontrado muy interesante a Odintsova, que es la verdadera nihilista de este libro, la que no es capaz de sentir nada más que sentimientos totalmente superficiales y sobre todo tedio.

Como ya he apuntado lo que más me ha gustado del libro es cómo describe la oposición entre la forma de ver el mundo de los jóvenes rusos de mediados del siglo XIX y la de sus padres, pero Turguéniev tiene la habilidad suficiente cómo para que este choque generacional sobrepase las coordenadas espaciotemporales concretas y se convierta en un choque universal que se produce en todas las generaciones. Y lo que aún es más bonito es como, a pesar de lo diferentes que son y de que no hay manera de que se puedan entender, en la relación entre padre e hijo aún hay una corriente de afecto que no se sabe bien cómo expresarse.

Y es que me gusta que existan novelas que traten de algo más que de relaciones amorosas. Muchas veces me da la sensación que todos los autores ponen su empeño en describir relaciones amorosas entre chico y chica y descuidan otro tipo de relaciones (ya sean familiares o de amistad) en las que también hay amor. Ah, y encima, 'Padres e hijos' también tiene algo que no puede faltar en toda buena novela rusa, un duelo, y es de los buenos: los personajes saben que es una estupidez batirse en un duelo pero no tienen otra salida. Y el final también me ha gustado: al principio me pareció algo anticlimático y decepcionante, pero pensado en frío veo que se ajusta muy bien al sentido nihilista de fondo que tienen la obra.

2 comentarios:

Pilar dijo...

Comento por primera vez.¡Qué casualidad que justo ayer yo pusiera un post de otra obra de Turgenev! Se trata de En Visperas, que me gustó mucho. De este autor también he leído Humo, que también me gustó mucho. Tengo pendiente esta novela, ya que la conocía de nombre, pero no sabía si estaba o no bien(por el tema de las dos generaciones)Saludos Pilar

Núria dijo...

¡Pues sí que es una buena casualidad! No sé a ti, pero a mí me encantan estas casualidades entre lectores.

Ayer estaba mirando con qué libro de Turgenev podía continuar y no sabía por dónde tirar, así que me apunto tus dos recomendaciones y así será más fácil elegir.

Saludos y muchas gracias por comentar,
Núria